Desde la creación por el Estado Dominicano de la Bienal Nacional de Artes Plásticas en 1942, los artistas hemos acogido este espacio del arte nacional como una legítima e histórica conquista cultural y como la principal plataforma de exposición, investigación y promoción del arte dominicano.
Este evento posee una hermosa y tensa historia, cuya continuidad ha redundado en el reconocimiento y legitimación de lo mejor de la historia del arte nacional, expresándose en la más concreta ruta para la consagración de vidas enteramente entregadas a la creación artística.
Sin embargo, este evento a raíz de su transformación en una Bienal Nacional de Artes Visuales, inició la incorporación de otros géneros con el reconocimiento de nuevos lenguajes, generado a la luz de nuevos desafíos técnicos y creativos. Ante la premisa anterior, los organizadores de la Bienal, fueron incluyendo poco a poco, el performances y las acciones plásticas, así como el video-arte, y expresiones multimediales como la instalación, con plena autonomía en estilo y contenidos.
Posterior a los momentos luminosos de su reactualización histórica, en 1979, se incluyó la fotografía como género igualitario y equivalente a todas las demás expresiones de las bellas artes; deviniendo en crisis radical en 1998, cuando la dirección de la Galería de Arte Moderno, como se nombraba para entonces al Museo de Arte Moderno, eliminó el carácter concursivo de la Bienal, quebrantando de manera dramática la dilatada tradición histórica de este trascendental evento artístico y cultural.
La evolución de nuestra Bienal, devino en aciertos y desaciertos en los esquemas de organización de la Bienal, encaminándose a hacia un derrotero, que fue diezmando la participación de talentosos artistas, logrando de ese modo que en nombre del denominado “arte actual”, sectores ideológicamente interesados convirtieran expresiones como el performance, las instalaciones y el video-arte en formas de producción estética dominantes, como “el único arte de nuestro tiempo”, en claro desmedro de las demás formas de creación artística, algo totalmente alejado del real fundamento de la evolución y teoría del arte y la estética contemporánea.
¿O es acaso, que estas expresiones de las artes visuales no poseen validez y contemporaneidad?; ¿O es que por ser géneros del arte fuera del marco del esnobismo, deben ser desterradas del derecho a la libre contemplación y goce estético que es inherente a toda expresión artística de calidad?. Consideramos que el arte no tiene formas de expresión favoritas, ni en tiempo ni espacio, para expresar lo contemporáneo.
La pasada 27 Bienal Nacional de Artes Visuales, llamó la atención a sectores sensibles de nuestro sector a reaccionar ante el propósito expreso de afectar la naturaleza y esencia histórica de este evento de las artes. Por suerte, los resultados del Foro consultivo “Repensar la Bienal Nacional de Artes Visuales”, realizado en el Museo de Arte Moderno en septiembre del 2014, y convocado de manera expresa por el Ministerio de Cultura, arrojó un rico caudal de informaciones reflexivas sobre las inquietudes generales de los más variados sectores artísticos con incidencia directa en la organización y observación del evento.
Nuestra Bienal de Artes Visuales debe permanecer con la vitalidad, diversidad de expresiones y pluralidad que la han caracterizado. Aprobamos que el Estado dominicano continúe actúe siendo garante de la libre participación de los artistas, sean estos procedentes de los centros urbanos, rurales o de la diáspora; estimulando el trabajo creativo en las diversas vertientes del arte, para que la Bienal, sea y siga siendo el escenario por excelencia para la proyección y legitimación del talento y la creatividad de nuestros artistas.
Seguros de que estamos ante un gran esfuerzo cuya iniciativa contribuye a conjugar la libre capacidad creadora de los artistas dominicanos, expresando las diversas manifiesten del arte, con un escenario que históricamente nos ha pertenecido. Por esta razón, exhortamos con plenitud y confianza a todos los artistas visuales del país, tanto de la capital de la República como de las demás provincias del país y de la diáspora, a participar masivamente en la 28 Bienal Nacional de Artes Visuales; con la seguridad de que el próximo 16 de agosto nos estaremos encontrando en un gran espectáculo lleno de esperanza, con espíritu crítico y con el sello claro de que con ello, estamos haciendo de esta 28 edición de la Bienal un justo y merecido reconocimiento al Maestro Fernando Peña Defilló.
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